lunes, 14 de febrero de 2011

EL BOQUETE CATALÁN

En el contexto europeo, Cataluña acredita un nivel de desarrollo económico, social y cultural equiparable al de las regiones europeas más avanzadas de países como Francia, Alemania, Italia, Bélgica o el Reino Unido.

Sin embargo, unos 650.000 habitantes viven en CAT con menos de 580 euros mensuales.

Con unas exportaciones de más de 50.000 millones, Cataluña es la principal región exportadora de España, especialmente de productos de alta tecnología.

Sin embargo, el número de personas sin techo crece hasta un 42,6% en Cataluña en seis años.

Más de 3.000 compañías extranjeras operan en Cataluña. Más del 55% de las empresas alemanas, francesas y norteamericanas de España están situadas en Cataluña. El 70% de las empresas japonesas que operan en España tienen su base en Cataluña.

Sin embargo, Más de 36.000 personas se encuentran en exclusión residencial: personas que no pagan el alquiler y acuden a algún lugar sin estatus legal para vivir, o sufren órdenes de desahucio pendientes de ejecución y personas que viven bajo la amenaza de pareja o familia.

En los últimos tres años, ha aumentado un 485% el número de familias catalanas que fueron desahuciadas por no pagar la hipoteca. Cataluña es la comunidad con las cifras más altas de todo el Estado, con 40.000 familias desahuciadas. Sólo en 2009, fueron más de 18.000 viviendas embargadas en Cataluña.

Sin embargo, el banco no sólo se queda la vivienda, a un precio más barato que el de la hipoteca, sino que además puede exigir la deuda restante.

A diferencia de los países anglosajones, el préstamos es personal con garantía hipotecaria, es decir, que graba la persona y no la propiedad. En caso de impago, la persona queda embargada a través de la vivienda, otros bienes y sueldos.

Y todo ello con tripartitos que se llaman de izquierdas y democracias cristianas que se coronan salvadores de la patria. Esta brecha entre la realidad económica y la realidad social exige que salgamos a la calle a exigir JUSTICIA y SOLIDARIDAD.

Es el boquete camuflado por el nacionalismo catalán.¡Ah, la culpa es de Madrid!

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