Por Marcelo
Chatarra
Neandertales, cazadores auriñacienses, gravetienses, la cultura de las
cuevas o hispano-mauritana, pastores caucá-sicos, cultura campaniforme, cultura
dolménica, los celtas históricos de la cultura del hierro, se asentaron en la
fértil tierra catalana. Con razón Hecateo, historiador y geógrafo griego de
finales del siglo VI a.c - principios del siglo V a.c. calificó de MEXCLADOS a
los pueblos que habitaban Cataluña Las raíces de Cataluña no remontan por tanto
a ninguna singularidad racial o espiritual de las misteriosas edades
prehistóricas.
Y es importante subrayarlo porque en la construcción del catecismo
nacionalista, se llega a afirmar, entre muchas otras cosas: "los rasgos
nacionales brotan de la esencia de la nacionalidad, el espíritu propio,
consistente en una especie de ambiente moral que se apodera de los hombres y
los penetra y los moldea y los trabaja desde que nacen hasta que mueren; el
espíritu nacional engendra la lengua catalana y dicha lengua demuestra la
existencia del espíritu nacional catalán…por eso, en las entrañas de los dos
pueblos, el castellano y el catalán, palpitan almas diferentes y opuestas…en
suma, la nacionalidad es fruto de las leyes a que Dios ha sujetado la vida de
las generaciones humanas". Estas palabras de tanta altura, son del padre
del nacionalismo catalán, PRAT de la RIVA (1870-1917)
Es una constante del nacionalismo la negación de su propia historia,
falseando, modelando, simplificando y negando las certezas más simples e indiscutibles.
Otro ejemplo. No se puede negar la trascendencia de Roma, la romanización en la
historia del pueblo español. Fue en la Cataluña de ahora donde se inició la
romanización intensiva de la Península; fueron los catalanes de entonces
quienes más ayudaron al éxito político, económico y espiritual de Roma en
España y a su explotación integral de la patria hispana.
Tarraco fue el puerto y la puerta de Roma en Hispania. En Tarraco se
reunieron durante más de 300 años, en los ´concilia o asambleas provinciales,
los representantes de las ciudades y las tribus de la mayor parte de la
península; gentes venidas de Lugo y de Granada, de Cartagena y de Cantabria, de
Euzcadi y de la Mancha, de Braga y del Pirineo.
Veamos la lectura nuevamente de Prat de la Riba, de estos hechos: "…la
nación catalana, asentada sobre hondas capas de granito inconmovible, ve caer y
pasar sobre sí imperios y cavilaciones (…), sin mudar de sustancia, siendo
siempre ella misma. Y así, los largos siglos del imperio romano pasaron sobre
la nación catalana sin afectarla gran cosa.
Cuando el poder político romano saltó en pedazos, salieron a la luz de la historia
los viejos pueblos soterrados".
Eliminar o manipular la consciencia histórica es el arma para manipular y
conducir a los pueblos.<>
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