Por
Tasio Mascola.
Dicen los historiadores
que nuestra cultura está perdiendo la raíz histórica. Cada vez cuesta más explicar (nos) la realidad y tener
un relato colectivo con perspectiva histórica. No es el caso del nacionalismo
catalán, que sí lo tiene.
Cataluña es una tierra
de milenarismos sensibles a las ideologías y utopías redentoras, de la razón y
temeridad: anarquismo para la clase obrera y el republicanismo para artesanos y
burguesía. Cuando estas ideas pierden fuerza, ocupa el espacio de utopía el
deseo de la independencia. Algunos
autores hablan de la fe, desde la transferencia de la religión hacia la patria.
Es importante señalar en
el plano cultural la dimensión pseudo religiosa del movimiento nacionalista, su
anhelo de transcendencia. Es lo que llaman las transcendencias intermedias, que
sin constituir hechos religiosos en sí, su fenomenología es muy similar.
Así como la religión
representa la relación con la trascendencia a través de imágenes y
ceremoniales, el nacionalismo también necesita hacer patente esa relación entre los
individuos y la nación, requiere la reinterpretación de un pasado en que situar
los inicios del pueblo como tal. Así legitima la existencia de la nación para
poder afirmar que ésta es fruto de la historia.
Los episodios relevantes
son recordados mediante fechas señaladas. Consagra a los héroes patrios,
equivalente a la de los mártires religiosos. Los héroes que han muerto por la
patria encarnan el valor del sacrificio en aras de una realidad trascendental como
es la nación, por la que vale la pena morir e incluso matar. Potencian un
sentimiento victimista en relación con grupos humanos que son percibidos como “los
otros, que no son como yo”.
Estos elementos son
piezas de la memoria colectiva, como base para la elaboración de una realidad,
dotándola de sentido, trayectoria: un origen –fundación- y un destino. El
nacionalismo sirve a este objetivo, y más en un contexto de pérdida de
referentes sólidos.
Es una espiritualidad
reduccionista que anuda fe y patria. Una forma de nacionalcatolicismo, una
forma de instrumentalizar la fe al servicio de los propios intereses.
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