BREUS-GREUS
- En Tarragona, el portavoz del grupo
municipal del PP, Alejandro Fernández, pide un censo de mendigos para
expulsarlos de la ciudad porque "la mayoría" de ellos "forma
parte de mafias organizadas“, “los vecinos no tienen por qué aguantar no poder
entrar en un cajero o en los comercios, o ser molestados en plena calle“.
"la mendicidad no es una actividad permitida en Tarragona, ni una
actividad legal" y "en nuestra ciudad se considera una falta leve“.
- En Barcelona, antes de la década de 1930, en
el contexto de un estado del bienestar subdesarrollado y una economía local
inestable, la venta callejera era una estrategia de autoayuda tradicional de
los desposeídos urbanos de Barcelona –los mal pagados, los ancianos y los
desempleados– con el objetivo de que su pobreza fuera más soportable. Así, una
carta de cuarenta vendedores callejeros al Ayuntamiento de L’Hospitalet
explicaba cómo les había empujado a ello el desempleo y “el dolor que sienten
los padres cuando sus hijos les piden pan y no tienen para darles”. En suma, se
trataba del comercio modesto de aquellos que pedían prestado o invertían sus
escasos ahorros en pequeñas cantidades de mercancías para venderlas por las
calles.
- Esquerra Republicana de
Catalunya, formada por la clase media de tenderos, el partido político
dominante en la Barcelona de la década de 1930 sólo unas pocas semanas después
de la proclamación de la República, desde el Ayuntamiento de Barcelona declaró
la guerra a la venta callejera, estableciendo nuevas restricciones contra el
“comercio sin licencia”. Estas medidas contaron con el respaldo de toda la
fuerza policial, incluyendo la Guardia Civil y la Guardia de Asalto, la recién
formada policía paramilitar republicana. En agosto de 1931 el Ayuntamiento
formó la Brigada per a la Repressió de la Venda Ambulant.
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